7 de abril de 2010

OPUESTOS


"Sin duda, vivimos en un mundo de opuestos. Y es la tensión entre ellos lo que hace de nuestra realidad lo que es. De las cargas de partículas atómicas a la concepción de una nueva vida, todo es más y menos, masculino y femenino. En teología, estos opuestos adoptan nombres y apariencias que se traducen en fuerzas de luz y oscuridad, bien y mal. No estoy negando su existencia, estoy describiendo cómo es posible cambiar lo que significan en nuestras vidas y redefinir nuestra relación con ellos.Si vemos la vida como una batalla entre la luz y la oscuridad, entonces debemos juzgar todo a través de los ojos de los opuestos -y el mundo se ve como un lugar realmente aterrador-.
Mientras, los efectos de nuestras creencias se manifiestan en nuestras relaciones y salud; en definitiva, estamos hablando de lo que hemos visto históricamente como una antigua batalla -la lucha entre las fuerzas de la luz y la oscuridad- manifestándose en nuestros cuerpos y en el mundo

. Durante milenios, hemos sido condicionados a polarizar estas fuerzas en nuestras vidas - para elegir una y destruir la otra.


Como en cualquier conflicto, tenemos que preguntarnos: Si estamos utilizando la estrategia correcta, entonces ¿por qué alguien no reclamó la victoria? ¿Qué pasa si el secreto de esta batalla se trata no tanto de ganar y más sobre cómo cambiamos el núcleo de creencias que las sostienen?

¿Dónde termina la luz y comienza la oscuridad?. En el instante en que comenzamos a hacer esa distinción, hemos caído en la vieja trampa que nos mantiene encerrados en las muy polarizantes creencias de las cuales estamos tratando de escapar!


He aquí por qué: Es el juicio sobre el bien y el mal - que uno es mejor o más digno de su existencia que el otro - eso asegura que vamos a permanecer en la misma condición que queremos cambiar. No estoy sugiriendo que acordemos con lo que la oscuridad puede traer a nuestras vidas. Hay una gran diferencia, sin embargo, entre juzgar estas fuerzas y discernir que existen y lo que ellas representan. Y es en esta sutil aunque significativa distinción que encontramos el secreto que nos permite sobreponernos a la polaridad y curar los conflictos entre oscuridad y luz.


¿Tiene sentido seguir participando en una batalla entre la luz y la oscuridad viendo a una como amiga y la otra como enemiga? O ¿tiene más sentido reconocer que ambas son necesarias, y de hecho son requeridas por nuestro mundo tridimensional de electrones y protones, día y noche, hombres y mujeres, vida y muerte?

Cuando curé mis juicios con respecto a la luz y la oscuridad, esa curación se reflejó en todas las relaciones: desde romance y asociaciones, a empresas y finanzas. Fue inmediato, y todo comenzó con un simple cambio en una creencia que corre tan profundo en nuestro subconsciente colectivo que incluso no podemos reconocerla; a pesar de eso, es tan universal que nos afecta a todos en cada momento de cada día. Y todo se reduce a la gran pregunta de si creemos que hay dos fuerzas separadas (una que nos gusta y una que no), o si hay una sola fuerza que funciona en muchas y variadas maneras para darnos nuestra experiencia" .
Gregg Braden - The Spontaeus Healing of Belief: Shattering the Paradigm of False Limits
Traducción C.F.