"El maestro estaba de un talante comunicativo, y por eso sus discípulos
trataron de que les hiciera saber las fases por las que había pasado
en su búsqueda de la divinidad.
Primero, les dijo,
Dios me condujo de la mano al País de la Acción,
donde permanecí una serie de años.
Luego volvió y
me condujo al País de la Aflicción, y allí viví
hasta que mi corazón quedó purificado de toda afección
desordenada.
Entonces fue cuando me vi en el País del Amor, cuyas ardientes
llamas consumieron cuanto quedaba en mi de egoísmo.
Tras de lo cual, accedí al País del Silencio, donde se
desvelaron ante mis asombrados ojos los misterios de la vida y de la muerte.
¿Y fue ésta la fase final de tu búsqueda? le preguntaron.
No respondió, el Maestro,... Un día dijo Dios: Hoy voy a
llevarte al santuario más escondido del Templo, al corazón
del propio Dios...
Y fui conducido al País de la Risa."
Autor desconocido. Relato publicado en la recopilación
de Historias Zen, de Taisen Deshimar