Una cultura nace
cuando un alma grande despierta de su estado primario y se desprende del
eterno infantilismo humano; cuando una forma surge de lo informe;
cuando algo limitado y efímero emerge de lo ilimitado y perdurable.
Florece entonces sobre el suelo de una comarca, a la cual permanece
adherida como una planta. Una cultura muere, cuando esa alma ha
realizado la suma de sus posibilidades, en forma de pueblos, lenguas,
dogmas, artes, Estados, ciencias, y torna a sumergirse en la
espiritualidad primitiva. Pero su existencia vivaz, esa serie de grandes
épocas, cuyo riguroso diseño señala el progresivo cumplimiento de su
destino, es una lucha íntima, profunda, apasionada, por afirmar la idea
contra las potencias del caos en lo exterior y contra la inconsciencia
interior a donde han ido éstas a refugiarse coléricas.
“La decadencia de Occidente” Owald Spengler
“La decadencia de Occidente” Owald Spengler