UN ESCARABAJO EN LA RED
(Durito versión freeware).
Antes de explicarles cómo va a ser esto de la escuelita (algo así
como un “manual de ruta” o “manual de malos modales” o “manual de
supervivencia”), vamos a asomarnos para ver en qué están allá arriba. No
porque seamos dispersos (que lo somos, ni dudarlo), sino porque
nosotros tratamos de mirar sus calendarios y geografías, es decir,
tratamos de entender.
Así que, sea usted amable y paciente, y acompáñenos en esta mirada desde acá hasta su allá. Veamos… mmh…
Tanta coyuntura-histórica tratando, en vano, de arrebatar
atenciones con titulares noticiosos. La impostura mediática derrotada
ahora por los hashtags –o como se diga- (“virales” se dice, por masivos,
no por nocivos… ¿o sí?).
Ah, la desesperación de comunicólogos, politólogos, columnistas,
jefes de noticias: los temas de “actualidad” ya no los marcan, señalan,
imponen sus análisis –no pocas veces bien lubricados por billetes de
todos los colores-, sino que cada quien según su modo, su calendario, su
geografía.
Dejemos por un momento de lado esa patética relación entre las
personalidades del espectáculo y de la política en todos los niveles –la
realeza, ministros, presidentes, gobernadores, legisladores-, cuya
“trascendencia” sólo ocupa al periodismo frívolo (es decir, todo el de
paga). Las reflexiones de politólogos y periodistas sobre este asunto
sólo atraen a los cada vez más escasos “profesionales del comentario” en
sus columnas.
En la sentencia “tuitera” de Durito: “De la relación entre la
farándula y la política, vale decir: photoshop los crea y ell@s se
juntan”
Porque ahora resulta que la gente (esa masa rebelde que no mira
hacia donde se le ordena que mire, ni escucha lo que se le ordena que
escuche), ha adquirido la manía de traer lo cotidiano a primer plano:
cómo peinarse, lo que me pasó en tal lugar, lo que me gusta-disgusta, lo
que vi-oí-me dijeron-dicen, los crímenes que no aparecen en los medios
de comunicación de paga, los ridículos reiterados de gobernantes (antes
ocultos por montañas de dinero en los closets de la comunicación de
paga), ahora expuestos sin control. (CONTINUA ABAJO EN EL ENLACE:)
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