La servidumbre moderna es una servidumbre voluntaria, consentida por
esos esclavos que se arrastran por la faz de la tierra. Ellos mismos compran
las mercancías que los esclavizan cada vez más. Ellos mismos procuran un
trabajo cada vez más alienante que se les otorga si demuestran estar lo
suficientemente amansados. Ellos mismos eligen los amos a los que deberán
obedecer. Para que esta tragedia absurda pueda tener lugar, ha sido necesario
despojar a esa clase de la conciencia de su explotación y de su alienación. He
ahí la extraña modernidad de nuestra época. Al igual que los esclavos de la
antigüedad, que los siervos de la Edad Media y que los obreros de las primeras
revoluciones industriales, estamos hoy en día frente a una clase totalmente
esclavizada, pero que no lo sabe o más bien no lo quiere saber. Ellos ignoran
la rebelión, que debería ser la única reacción legitima de los explotados.
Ellos aceptan sin discutir la vida lamentable que se planeó para ellos. La
renuncia y la resignación son la fuente de su desgracia".
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