Este texto, anda circulando
por internet, entre los email que recibimos, habla del “conocimiento
socializado”, algo peculiar, pero validísimo como oportuno en estos días de “saberes automáticos” donde lo que menos se
hace es pensar y seguimos repitiendo …De un discurso de José Mujica: Presidente
Electo de la República Oriental del Uruguay.
“Me
gusta pensarme como alguien que le gusta darse baños en piscinas llenas de
inteligencia ajena, de cultura ajena, de sabiduría ajena. Cuanto más ajena,
mejor. Cuanto menos coincide con mis pequeños saberes, mejor.
Lo
que digo, no lo digo como chacarero sabiondo, ni como payador leído, lo digo
buscando con ustedes. Lo digo, buscando, porque sólo los ignorantes creen que
la verdad es definitiva y maciza, cuando apenas es provisoria y gelatinosa. Hay
que buscarla porque anda corriendo de escondite en escondite. Y pobre del que
emprenda en soledad esta cacería.
La
inteligencia que le rinde a un país es la inteligencia distribuida.
Es
la que no está sólo guardada en los laboratorios o las universidades, sino la
que anda por la calle. La inteligencia que se usa para sembrar, para tornear,
para manejar un auto elevador o para programar una computadora. Para cocinar,
para atender bien a un turista, es la misma inteligencia.
Unos
subirán más escalones que otros, pero es la misma escalera. Para todo se
precisa la misma mirada curiosa, hambrienta de conocimiento y muy
inconformista.
Se
termina sabiendo, porque antes supimos estar incómodos por no saber.
Sueño
con un país en el que los padres le muestren el pasto a los hijos chicos y le
digan:
¿Sabes
qué es eso?, es una planta procesadora de la energía del sol y de los minerales
de la tierra
O
que les muestren el cielo estrellado y hagan piecito en ese espectáculo para
hacerlos pensar en los cuerpos celestes, en la velocidad de la luz y en la
transmisión de las ondas.
Y
no se preocupen, que esos uruguayos chicos igual van a seguir jugando al fútbol.
Sólo que, en una de esas, mientras ven picar la pelota puedan pensar a la vez
en la elasticidad de los materiales que la hacen rebotar.
Había
un dicho:" No le des pescado a un niño, enséñale a pescar".
Hoy
deberíamos decir: No le des un dato al niño, enséñale a pensar.
Tal como vamos,
los depósitos de conocimiento no van a estar más dentro de nuestras cabezas,
sino ahí afuera, disponibles para buscarlos por Internet. Ahí va a estar toda
la información, todos los datos, todo lo que ya se sabe. En otras palabras, van
a estar todas las respuestas.
Lo
que no van a estar son todas las preguntas. En la capacidad de interrogarse va
a estar la cosa. En la capacidad de formular preguntas fecundas, que disparen
nuevos esfuerzos de investigación y aprendizaje
Antes
les decía que la inteligencia que le sirve a un país es la inteligencia
distribuida.
Ahora
les digo que el inconformismo que le sirve a un país es el inconformismo
distribuido.
El
que ha invadido la vida de todos los días y nos empuja a preguntarnos si lo que
estoy haciendo no se puede hacer mejor....
Una
cultura del inconformismo es la que no nos deja parar hasta conseguir más kilos
por hectárea de trigo o más litros por vaca lechera.
Todo,
absolutamente todo, se puede hacer hoy un poco mejor que ayer. Desde tender la
cama de un hotel a matrizar un circuito integrado.
Necesitamos
una epidemia de inconformismo.
Y
eso también es cultural, eso también se irradia desde el centro intelectual de
la sociedad a su periferia.” 13 de enero de 2010
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