26 de julio de 2009

MILAGROS


Cuando el Maestro de Zen alcanzó la iluminación,
.escribió lo siguiente para celebrarlo:
«¡Oh, prodigio maravilloso: Puedo cortar madera y sacar agua del pozo!».
Anthony de Mello, El canto del Pájaro.
Los meses pasaron, los milagros cotidianos se sucedían. Lo que parecía imposible fue haciéndose posible. Mi fuerza aumentaba, ir todos los meses a la capital a hacerme quimio se fué transformando en un Camino de encuentros y de intercambio increibles, caminos que marcaron amistades hasta hoy. Amigos que de otra manera no habría conocido. Cada viaje algo nuevo, un crecimiento, algo que de alguna manera ninguno vamos a olvidar. Eso a la ida, porque la vuelta tenía su "tortura", varios días mal, incluso internada. Pero la previa, el ir era parte de esa FUENTE de milagros y de energía que me venia acompañando.

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